¿Quién diría que
en un recreo se puede llegar a hacer tanto?
¡Al rico
chocolate!
Nuestro puesto
durante los recreos ha conseguido aumentar el número de ventas que se registran
frecuentemente.
Es cierto que los
productos no dejan que desear y muchos de ellos los hemos vendido hasta estar
agotados.
El hecho de comentarles a las personas que son alimentos,
cosméticos, artesanía y demás que se han controlado durante todo su proceso,
también es cierto que les atrae para saber más. ¡Y más si es comida!
Nos quedamos con una nueva experiencia y la sonrisa
de aquellos que nos compraban sabiendo que estaban ayudando a alguien.
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